Desventajas de las bicicletas reclinadas
Peso
En igualdad de características y materiales, una bici reclinada casi siempre pesa algo más que una convencional.
En primer lugar, los cuadros son más grandes, tanto en las largas como, debido al espolón, en las cortas. En segundo lugar, los asientos son siempre más voluminosos y pesados. En tercer lugar la cadena suele ser más del doble de larga (excepto en los modelos de tracción delantera).
Creo que la importancia que se da en general al peso de las bicicletas solo está justificada en las bicicletas profesionales de competición. Cuando usamos la bicicleta como medio de transporte urbano o para viajar, el peso no es tan importante como la comodidad, la seguridad o los accesorios.
Por ello, si bien para algunos aficionados el mayor peso de las reclinadas puede ser un desincentivo, creo que objetivamente las ventajas superan con creces este inconveniente. Una bici convencional no deja de ser un potro de tortura por pesar unos pocos kilos menos.
Según mi experiencia, el mayor peso de una reclinada no lo notamos mucho al pedalear, sino cuando tenemos que subir la bici en brazos, por ejemplo para salvar unos escalones o meterla en el tren.
Mención aparte si viajamos con la bici con las alforjas llenas de equipaje. Entonces, el peso adicional de la reclinada apenas supone un pequeño porcentaje del peso total que hay que desplazar, y la comodidad de ir en reclinada compensa.
Tamaño
Las bicis reclinadas suelen ser más grandes que las convencionales. Cuando hablo de tamaño me refiero principalmente a la longitud, aunque el ancho también suele ser mayor (sin tener en cuenta el manillar) debido al asiento.
Las reclinadas largas son visiblemente más grandes, pues tienen las ruedas mucho más separadas; las cortas pueden tener la misma batalla (distancia entre los ejes de las ruedas) que una bici convencional, pero el espolón suele sobresalir por delante de la rueda delantera, con lo que la longitud total suele ser también mayor.
El mayor tamaño de las reclinadas largas hace que sean menos maniobrables. Más detalles sobre ello pueden leerse en la explicación sobre tipos de reclinadas.
En mi opinión, el principal inconveniente de la mayor longitud de las bicis reclinadas se presenta cuando queremos guardarlas en un piso, salvar con una al hombro el rellano de una escalera de vecinos, subirlas en un ascensor, meterlas en un tren, en la bodega de un autobús o en el maletero de un coche… Aunque nada de eso es imposible, siempre será más dificultoso.
Amortiguación
La posición del ciclista sobre una bici reclinada no permite usar las articulaciones de piernas y brazos para amortiguar las irregularidades del terreno. Por ello el uso de algún tipo de amortiguación es más importante en una bici reclinada que en una convencional.
El asiento de una reclinada suele actuar por sí mismo como amortiguador, pero a veces se necesitan amortiguadores propiamente dichos, bien entre el asiento y el cuadro o en la horquilla delantera.
Maniobrabilidad
Al conducir una reclinada no es posible variar la posición del cuerpo respecto a la bicicleta. Esto hace que algunas maniobras y cabriolas no sean posibles. Por ello, especialmente en terreno accidentado, las reclinadas suelen ser más torpes que las bicis convencionales.
Accesorios
Encontrar un cable de freno o cambio para una reclinada larga puede ser muy difícil. Incluso los cables de 2,5 m para tándem que venden algunos comercios especializados pueden no ser suficientes.
Del mismo modo, los cables de los ciclocomputadores y de las luces, los portabultos y otros accesorios tendremos a menudo que adaptarlos.
Precio
Hay pocos fabricantes de reclinadas, las tiradas son pequeñas y muchas piezas han de fabricarse a medida para este tipo de bicis. Por ello, los precios suelen ser bastante más caros que los de las bicis convencionales.
Debido a esto, desde el renacimiento de las reclinadas en los años 1980, cada vez más aficionados se deciden a construirse su propia bici reclinada. En la red pueden encontrarse muchos ejemplos de proyectos de este tipo.