Cómo aligerar unas alforjas Lotus

Las alforjas Lotus que me acompañan durante los últimos años pesaban originalmente 1,665 kg entre las dos (sin la bandolera opcional). Después de usarlas en varias salidas, pensé que podría hacerlas más ligeras:

Alforja con y sin armadura

Estas alforjas tienen una armadura formada por tres planchas interiores de plástico. La mayor ocupa todo el lado interior de la bolsa, el más próximo a la rueda; le proporciona rigidez para que la lona no se meta entre los radios y sirve de agarre a los tornillos que sujetan los anclajes. Las otras dos planchas, más pequeñas, van colocadas en la parte inferior y anterior para dar forma a la alforja, y se quitan fácilmente.

En la foto puede observarse la diferencia: La alforja derecha, sin armadura, pierde su forma y queda flácida como una bolsa vacía. Eso no supone ningún problema. Prescindir de las dos planchas pequeñas de la armadura significa 95 gramos menos por alforja.

Alforjas con y sin sujeción inferior

Lo siguiente prescindible que salta a la vista es el gancho inferior que sujeta cada alforja a algún punto del portabultos cercano al eje de la rueda. Podemos lograr el mismo efecto con un pedazo de cámara de bici (o una goma elástica fuerte) anudado a la cinta que la alforja lleva cosida en la parte inferior de su lado interior. 31 gramos menos por alforja.

Piezas quitadas

Decidí probar qué pasaría si quitaba también la pieza más grande de la armadura. Para sacarla hay que quitar antes los ganchos que permiten colgar la alforja al portabultos. Sin esta plancha, la alforja se convierte en una bolsa, pero en la práctica no supone ningún problema: cuando la alforja está vacía, el portabultos impide que se acerque a los radios; cuando está llena, el equipaje sirve para darle la forma. Decido prescindir pues del último resto de armadura: 160 gramos menos por alforja.

Las alforjas tienen en las esquinas del lado interior cuatro lengüetas con un botón automático. Parece que su única finalidad es unir ambas bolsas entre sí cuando queremos llevarlas colgadas en bandolera. Pero no hay ninguna diferencia entre unirlas o no, pues los enganches de la propia bandolera las unen entre sí. Con ocho cortes de tijeras los quito: 10 gramos menos por alforja.

La foto muestra todo lo que quité de cada alforja: las tres piezas de plástico, el enganche inferior y los cuatro automáticos. Sobre la alforja está lo que hubo que añadir: una pieza de plástico blanco de tipo fórex que sirvió para sustituir la plancha grande de la armadura (solo a la altura de los tornillos de los enganches) y un pedazo de cámara de bici que sustituyó al enganche inferior.

Varilla de pino como armadura

La pieza de fórex se rompió en varias ocasiones y tuve que sustituirla por otra nueva. Finalmente usé una pieza de contrachapado, pero también ocurrió lo mismo. Después empleé una varilla de madera de pino, más ligera y resistente. Terminó rompiéndose también, igualmente por el extremo posterior, debido al peso de la alforja llena.

Decidí no sustituirla y prescindir de ella.

Gancho

Sin ningún tipo de refuerzo, ¿se desgarrararía la lona por los dos agujeros de los enganches? Para repartir la presión puse unas arandelas grandes. Dio resultado.

Sin armadura alguna, las alforjas son ahora más fáciles de guardar cuando no las uso. También puedo meter una dentro de otra, lo que a veces es útil en ciertas salidas.

El peso total aligerado (entre ambas alforjas) es de unos 600 gramos, lastre con el que no he tenido que cargar durante los mil y pico kilómetros recorridos desde entonces, y que no he echado de menos.

Sujeción adicional al portabultos

Hay alforjas que tienen unos enganches de seguridad que impiden que se caigan del portabultos. Las mías solo llevan unos ganchos metálicos de los que colgarlas y hasta ahora no he encontrado alternativa con que sustituirlos.

Más de una vez se me ha caído una alforja al pedalear sobre pistas de tierra o caminos pedregosos. En la última ocasión perdí las dos a la vez bajando por un camino accidentado hacia la rambla de un río. No me di cuenta de nada hasta que, un rato después, subiendo ligero hacia el otro lado del valle, se me ocurrió mirar atrás… ¡Claro que iba ligero! Recordé que las había visto por última vez tres o cuatro kilómetros atrás. Volví «sobre mis pedaladas» a toda prisa para buscarlas. Afortunadamente me estaban esperando tranquilamente unos cientos de metros más allá.

El método que empleé entonces para sujetar mejor las alforjas al portabultos es muy sencillo y eficaz:

Sujeción de la alforja izquierda

Hace falta un pedazo de cordón goma y cuatro ganchos de plástico de los usados para colgar cortinas. Con el cordón anudé tres ganchos a la alforja izquierda: al asa y a las dos anillas para la bandolera. Esto permite fijar la alforja izquierda al borde opuesto del portabultos por tres puntos.

Sujeción de ambas alforjas al portabultos

Para la alforja derecha, que generalmente no se usa sola, basta anudar un gancho al asa. Para colgar ambas alforjas los dos ganchos de la alforja izquierda que parten de las anillas se fijan no en el portabultos sino en las anillas correspondientes de la alforja derecha.

Ganchos inferiores

Opcionalmente, uno o dos ganchos más unidos de la misma manera a la cinta de la parte interior de cada alforja ayudan a fijar esta al lateral del portabultos y evitar que pendulee.

Desde entonces no he vuelto a perder ninguna alforja. Aunque los ganchos originales se han soltado alguna vez, los nuevos enganches han mantenido la alforja colgando.