Olivo: asiento
La primera versión del respaldo era propiamente un respaldo de una silla de oficina, desgastada sin nueva reparación posible tras 16 años de uso, cubierto de gomaespuma.
Unimos el respaldo a una tija de sillín con dos escuadras de estantería, atornilldas al respaldo con una plancha metálica en medio para aliviar la presión y sujetas con tornillo a una articulación de sillín convencional. De este modo se podía regular la distancia y la inclinación.
El conjunto lo cubrimos de diversas formas con una lona resistente al agua.
Por delante quedaba más bonito, pero en todo caso era demasiado grande y pesado.
La primera versión de la base del asiento la formaban pelotas de tenis a modo de amortiguación, sobre una estructura metálica fijada al cuadro de madera, y que habrían de cubrirse con una plancha de fórex (el fórex es un material plástico, resistente y flexible).
Resultaba más práctico construir una caja de fórex y gomaespuma para las pelotas de tenis y luego sujetarla a la madera. Fue el segundo intento.
Esto se llama una buena amortiguación a base de pelotas.
Nave tripulada por pelotas alienígenas a punto de despegar.
El resultado fue el mismo que en el respaldo: demasiado grande y pesado. Sin embargo, forrado de lona, los usamos hasta hacer el definitivo. Y por otra parte, con menos pelotas resultaría más cómodo.
En la siguiente versión del asiento la base la hizimos modelando con calor una plancha de fórex de 5 mm. La flexibilidad del material hacía de amortiguación y la forma de la caja resultante se encajaba en el cuadro. El respaldo lo hizimos también con una simple plancha de fórex de 10 mm.
Detalle de la parte inferior de la base del asiento.
Para cubrir el respaldo aprovechamos la lona del anterior. Por eso la falta de simetría.
El asiento completo, cómodo y ligero.
El asiento terminado y con bidón incorporado.