Telarañas y hormigas
Tras cinco meses aparcada y tapadita en la finca Sant Miquel, la bicicleta Anacleta tenía algunas telarañas, las ruedas casi deshinchadas, el cuentakilómetros misteriosamente a cero y muchos agujeritos en las bolsas de plástico que protegían el equipajpageentro de la alforja chubasquero (sospechosamente iguales al tamaño de cabeza de ciertas hormiguitas cabezonas que andaban por ahí).
Pero una vez amablemente convencidos los inquilinos para que cambiaran de casa, hinchadas las ruedas, ajustado el cuentakilómetros en donde se quedó (4746), y tras unas vueltas de calentamiento alrededor del… «campamento base», ya está preparada para recuperar su buena forma por los caminos en busca de aventuras.