Alforjas artesanales para bicicleta reclinada (modelo 4)

Las alforjas con forma de saco que llevaba usando más de un año tenían gran capacidad y un material resistente; las alforjas con forma de sobre no resultaron tan prácticas pero tenían un material impermeable y un original sistema de enganche independiente de la bolsa, sin costuras. ¿Cómo combinar todas estas cualidades en un solo modelo?

Había algo más que me rondaba en la cabeza al poco de empezar a usar las alforjas con forma de saco en los caminos: Cada noche, para sacar las esterillas aislantes, tenía que sacar todo el contenido de las alforjas, que estaba organizado en bolsas. Después tenía que volver a meter las bolsas en la alforja, para no tenerlas amontonadas alrededor o en la tienda de campaña durante la noche (siempre conviene tener todo el equipaje lo más recogido posible, por si hubiera que partir de forma imprevista). Y a la mañana siguiente de nuevo tenía que sacar todas las bolsas para que cada esterilla aislante recuperara su función diurna como armadura de alforja. La solución era evidente: Hacer una segunda «alforja» interior, una simple bolsa grande que contuviera las bolsas pequeñas. Lo bueno es que esa bolsa ya la tenía hecha: las alforjas con forma de sobre eran justo lo que necesitaba.

Como cita Randy Paush en su última conferencia: Experiencia es lo que obtienes cuando no obtienes lo que quieres. De modo que decidí aprovechar mis dos buenas «experiencias» sobre la construcción de alforjas para hacer un nuevo modelo combinando los dos anteriores. A finales de enero de 2009 me puse manos a la obra.

Alforja terminada

A las alforjas que ya tenía solo tuve que hacerles un cambio: sujetarles una correa que no fuera cosida a la bolsa. Para ello quité las pequeñas correas que servían para colgar la alforja del portabultos y sobre las piezas de refuerzo (negras) sobre las que habían ido cosidas, cosí otras piezas similares (verdes) por tres puntos, dejando dos «puentes» en cada una para pasar por ellos la correa. Así, la correa sujetaría la alforja por seis puntos.

Correa

Detalle de uno de los tres puntos de enganche de cada alforja. Cosí cada uno a conciencia para que quedara resistente, por los laterales y el centro, con la típica costura en forma de recuadro con una X en su interior.

Portabultos

Para colgar cada alforja del portabultos basta rodear este con la correa. Es muy sencillo y rápido; y es imposible que se descuelgue. La única pega es que no es posible descolgar las alforjas en cualquier orden: hay que descolgar primero la que se colgó en segundo lugar.

Portabultos

Para que el guardabarros de plástico no cediera con el peso de las alforjas, coloqué una pequeña lengüeta de metal entre él y el portabultos (visible en la parte central inferior de la fotografía), unidas las tres piezas por un perno y una tuerca. Así las correas se apoyarían en esta pieza y el guardabarros no sufriría.

Alforja colgada

Como ya solía hacer, uno ambas alforjas con un grueso cordón de goma. Esto reparte mejor el peso entre ambas y ayuda a mantenerlas más estables.

Alforja abierta

Dentro de la alforja exterior está la esterilla aislante doblada en cuatro partes, que hace las veces de armadura: le da forma y rigidez. Y sobre la esterilla, la alforja interior, impermeable y cerrada con un velcro, que permite sacar todo el contenido con una sola operación.

Alforja abierta

Dentro de la alforja interior el equipaje está distribuido en bolsas de colores para poder encontrar fácilmente cada cosa.

Conclusiones

Estas son las alforjas que uso en el momento de escribir esta página y que seguiré usando mientras aguanten. Este modelo está ya muy cerca de ser el ideal. Los únicos aspectos que creo que podría perfeccionar son:

La apertura de la alforja exterior es demasiado pequeña para meter y sacar la alforja interior con comodidad en algunas ocasiones.

La lona verde de los laterales y la base de la alforja exterior tarda en secar.

La alforja interior a veces resulta algo pequeña para acomodar bien todo el equipaje.

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